-¡Que le corten la cabeza!, gritaba
la reina.
Que se la corten, que le
arranquen todo del cuello para arriba. Ni los cabellos le valen la pena. Lo
único rescatable es la poca carne que visten sus huesos de ahí para abajo;
pero si le cortan la cabeza, no habrá más competencia para la reina caprichosa.
QUE LE CORTEN LA CABEZA.
Es inusual por estos días sentirse medio
lleno. Como por ejemplo, medio lleno de quejas, inseguridades, torpezas y
ansiedad. Y yo llevo una vida entera llenándome las entrañas con todas las
mierdas que nombre anteriormente.
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