jueves, 8 de diciembre de 2016

Baozi


No es de mala onda, lo que pasa es que yo tenía una edificación de ilusiones que me titilaban en los ojos y tú no sabías. Obvio, no tenías cómo ni por qué saber, y yo eso lo entiendo perfectamente, pero no me pidas que haga como si el mundo no se me hubiera destrozado en mil pedazos frente al monitor.
Me forjé como una mujer de muchísimas expectativas, de metas altísimas, de exigencias muchas. El fracaso me duele en la médula. Lo único que me falta es ser especial y es precisamente lo que en estos casi dos años no he podido conseguir a pesar de mis varios intentos.
Ojalá tener ese artefacto que usaban los hombres de negro pa’ borrar mentes y masacrarte el recuerdo de que alguna vez, en algún momento de tu vida, comiste Bollos Chinos.
Cocinar por amor, no cocinar por amor. Es mejor que deje mis esfuerzos de convertirme en una especie de estrella que te ilumina los días, y en la reina de la cocina, en actriz –porno-, en artista, en cantante, en enciclopedia. Soy solo un intento –también fallido- de escritora, una periodista de mierda en potencia, una mujer de pelo largo que se sabe pintar los ojos y nada más.
¡Maldito el día en que se me ocurrió cocinar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario