27 de diciembre de 2015
Viña del Mar, bajo el agua.
Queridísima Valentina:
Te quiero, con todo respeto, interpelar con la letra de una dulce canción: deja que te diga la razón, si tu imaginación no alcanza una sola respuesta. Tú deja que te claven un arpón justo en el corazón, así lo mismo te contesta: morir, sin más. Nos quiero desafiar a sonreír, y la que aguanta más tiempo con las comisuras de oreja a oreja se gana el premio mayor. Juguemos a la risa, como hace años atrás.
No te tomes a mal lo que te digo, sé que ya estás grande, pero mostrar los dientes siempre te dio seguridad... quizás te haga bien. Capitán, capitán, juguemos a quemarnos las manos por unas palabras, como antes, como cuando no existía el Tasogarehen y escribías en un diario del que las hojas arrancaste con tus manitos.
Con cariño,
Almendra.
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