sábado, 12 de diciembre de 2015

Estaba buscando mi cara en alguna parte, pero no la encontré.


Quiero escribir a mano. Me encanta después leerme y no entender ningún mensaje textual, sino que puedo interpretarme a mí misma según cómo temblaba mi mano, el trazo brutal o delicado que pide permiso. En el teclado no se nota el cambio de emociones, la intranquilidad, la desesperación, la rabia, el odio o la dulzura. -a veces, solo a veces dulzura-

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