El pasado es pasado, pisado, ceniza, fuego y estaca.
domingo, 27 de diciembre de 2015
Tango Suicida
27 de diciembre de 2015
Viña del Mar, bajo el agua.
Queridísima Valentina:
Te quiero, con todo respeto, interpelar con la letra de una dulce canción: deja que te diga la razón, si tu imaginación no alcanza una sola respuesta. Tú deja que te claven un arpón justo en el corazón, así lo mismo te contesta: morir, sin más. Nos quiero desafiar a sonreír, y la que aguanta más tiempo con las comisuras de oreja a oreja se gana el premio mayor. Juguemos a la risa, como hace años atrás.
No te tomes a mal lo que te digo, sé que ya estás grande, pero mostrar los dientes siempre te dio seguridad... quizás te haga bien. Capitán, capitán, juguemos a quemarnos las manos por unas palabras, como antes, como cuando no existía el Tasogarehen y escribías en un diario del que las hojas arrancaste con tus manitos.
Con cariño,
Almendra.
lunes, 14 de diciembre de 2015
Me siento profundamente disconforme. Me rebelo ante esta situación problemática que me aqueja.
Cada día estoy mas ciega. Aún no puedo verme, mi cara no la encuentro en tus ojos ni en los míos.
Hoy vi fantasmas en cada rincón de tu pieza, en cada gesto, en la taza de café, en el tenedor; en mis propias manos habían apariciones fugaces. Infelices.
sábado, 12 de diciembre de 2015
Estaba buscando mi cara en alguna parte, pero no la encontré.
Quiero escribir a mano. Me encanta después leerme y no entender ningún mensaje textual, sino que puedo interpretarme a mí misma según cómo temblaba mi mano, el trazo brutal o delicado que pide permiso. En el teclado no se nota el cambio de emociones, la intranquilidad, la desesperación, la rabia, el odio o la dulzura. -a veces, solo a veces dulzura-
viernes, 4 de diciembre de 2015
Oda al pelo enredado
No hay nada más desagradable que vivir enredado en tus propios hilos, en esa oscura maraña de pensamientos afilados que por las noches te ahorca, y al que duerme al lado le corta las orejas; pero a pesar de que tengan un instinto asesino, hilos negros, los amo con mi corazón entero.
A cuidar mi nido de pelo dedico sol y luna, calor y frío, sonrisa y llanto; pero ellos no quieren entender que si yo no vivo también caerán conmigo, en cambio, saben muy bien que si ellos se quiebran yo me destrozaría en mil pedazos.
PD: ojalá el bálsamo de coco los deje en su estado natural, sino me tendré que rapar la cabeza. Las consecuencias de ese derramamiento de pelo están estipuladas unos reglones más arriba.
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