domingo, 29 de septiembre de 2013

Tenía una cita, en un salón de té. Con una mesa, la silla y flores plásticas, radiantes como ninguna otra, casi las más falsas de todo Viña del Mar.

Me he sorprendido con una cena inexistente, a solas. Con una silla, la mesa y mi cara plástica, demacrada como ninguna otra, casi la más marchita de todo Viña del Mar.

Y un arma, para cuando salgan los créditos.


Yo era prácticamente un cerdito que rodaba al colegio. Una mole, destructora de la paz en la tierra, del equilibrio familiar y las sanas relaciones amorosas. 

A veces uno no se quiere sanar nomás. Para qué, si la gracia está en la diversidad y el contraste.

sábado, 21 de septiembre de 2013

¡Qué linda es tu paciencia!

De forma atrevida declaro, a través de este medio clandestino, que te amo con pasión, locura y profunda alegría.

¿Sabías tú que yo nunca había sido presentada en sociedad? Ni había tenido fotografías con algún amado, que yo jamás pude soñar con volver a torcerme a mí misma la mano en una despedida fugaz. 
Y así como que no quiere la cosa paré el tren de carreras, y me volví mansa (y mañocita)
Y yo ahora vine a pedirte humildemente que me concedas tu mano... para así bailar contigo rock de casbah en la cocina por el resto de nuestra vida, muerte, tuta, pan con palta, sillón quemado y rusos negros. Mientras hablamos de nosotros, de la vida y del amor. (mamut)
Tilín tilón, colita de ratón. 

Cuida al ave pío.  

lunes, 16 de septiembre de 2013

Cuando me entrés a fashar

He rodao como bolita de pebete arrabalero
y estoy fulero y cachuso por los golpes, ¿qué querés?
Cuantas veces con un cuatro a un envido dije ¡Quiero!...
y otra vez me fui a baraja y tenía treinta y tres.
Te conocí cuando entraba a fallarme la carpeta,
me ganaste con bondades poco a poco el corazón.
El hombre como el caballo, cuando ha llegado a la meta
afloja el tren de carrera y se hace manso y sobón.

Vos sos buena, no te alcanza ni el más mínimo reproche
y sos para mí una amiga desinteresada y leal,
una estrella en lo triste de mi noche,
una máscara de risa en mi pobre carnaval...
Vos me torciste la vida, te pusiste en mi camino
para alumbrarme con risas, con amor y con placer.
Y entré a quererte, por esa ley del destino
sin darme cuenta que estaba ya viejo para querer...

¿Viejo?...Porque tengo miedo que me sobrés en malicia.
¿Viejo?...Porque desconfío que me querés amurar.
Porque me estoy dando cuenta que fue mi vida ficticia
y porque tengo otro modo de ver y filosofar.
Sin embargo, todavía, si se me cuadra y me apuran
puedo mostrarle a cualquiera que sé hacerme respetar.
Te quiero como a mi madre, pero me sobra bravura
pa'hacerte saltar pa'arriba "Cuando me entrés a fallar".