Pero yo jamás podré determinar si soy una niña o mujer...
Cuando voy a clases con uniforme mi cordillera de los Andes se torna una depresión intermedia y las caderas no se me ven tan anchas como de costumbre, hasta parezco una persona decente.
Y soy vulgar, porque mi profesor de historia me tiene espantosamente húmeda. Hace una sinfonía con sus dedos en mi jugosa profundidad... y toca, como si fuera el mayor de los virtuosos.
Esa, Yorcles.
Grande arvo canpión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario