Habré sido un momento. Un segundo inestable, frágil.
Fui indivisible, ¿habré sido un momento?
Quizás por la mañana, en mí amanezca el exilio de mi arte y vulgaridad. La palabra mágica que susurraban las bocas, el verbo mal conjugado que nunca aprendí a deletrear y los sonidos que jamás logré diferenciar.
La piel lejana y fría que se acaricia a sí misma, interpretando a la misma nada con inocencia, sin verdadero interés.
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