Y desde el neolítico arrastramos el molde, de cocina, el delantal y las crías.
Como féminas le informo, caballero, que nuestro único deber es para con nosotras mismas. Por lo tanto, señor, no me venga a hueviar acá con las críticas del círculo cercano, la opinión retrógrada de los progenitores ni las parábolas hipocalóricas de Jesucristo.
De antemano, gracias.
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