martes, 26 de junio de 2012

Me gusta esta absurda sensación de libertad, aunque me haga llorar de vez en cuando.
Es sumamente agradable no tener que mirar a los lados en la salida, porque sé que no habrá nadie ahí. De esta forma, no sufro la desesperación de una mente ilusionada.

sábado, 9 de junio de 2012

jueves, 7 de junio de 2012

Ahí en la salida no había nadie, sólo estaba yo, conmigo y mi enfermedad. Entre tu espada invisible y su pared.
Acá sola, en medio de todo. Cruzando la calle.

Así descubrí que todo esto carece de sentido. 
Me quiero ir a mi casa, ya no puedo seguir en este lugar tan frío y humedo.