miércoles, 30 de noviembre de 2011

Alejandro

Guiaste mis entrañas hacia un camino más augurioso.
El alma se te fue arrancada, antes de que supiera que en ti también latía un pequeño reloj. Mi amada y extrañada bomba de tiempo.
Ya se desbordan los ríos de nuestra insignificancia, por todas las veredas y quebradas.

Ojalá algún día te alcancen mis disculpas, y que las mismas me llenen a mí.

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