Ella entendió que cuando la comunicación se cortara podría aventurarse en un profundo y salado sueño, casi aburrido y repetitivo.
Cuando volaba en su mar seco como una mariposa, sumergiéndose en sus más profundos pensamientos, deteniendo el tiempo dentro de sí, en ella se ocultaba lo inexplicable e irremediable, la única certeza de la vida... el dolor más dulce y placentero.
Enfermó, persa de un futuro incierto.
Hambre de sonrisas.
[24/05/2010]
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