Ya son casi nulas las esperanzas de que salga, sin embargo me maquillé y peiné para engañarme a mí, a ti y al destino en que no creo.
Aún espero que suene el teléfono, con los ojos llenos de agua, y el maquillaje por comenzar a desvanecerse con la sal húmeda y corrosiva.
No me quiero rendir todavía, quiero creer un poco más.